Pasar por una separación o divorcio, no es en ningún caso un proceso sencillo, y mucho menos si la decisión se ha tomado de manera unilateral. Pero cuando además hay hijos en común, el proceso se hace más costoso y, a veces, resulta difícil dejar de lado las rencillas de pareja por el bien de los hijos.
Pero precisamente esta falta de acuerdo entre la pareja que se separa, es lo que más afecta al bienestar emocional de los niños, pudiendo provocar en ellos trastornos de conducta, depresión, ansiedad, agresividad, problemas escolares…
¿Cómo podemos entonces ayudar a los niños en este difícil proceso?
Informar ¿sí o no?
En un primer momento, la principal duda que puede surgir es si informar a los niños y en qué momento hacerlo. Los niños tienen derecho a saber esta noticia, pero sólo debemos informarlos cuando la decisión esté tomada, nunca antes. Si lo hacemos antes, les crearemos una incertidumbre que en ningún caso les hará bien.
Cuando la decisión esté tomada, entonces sí, será el momento de informar a los niños.
Ahorrarnos este paso, es decir, ocultar a los hijos la separación, no favorece su adaptación a la nueva situación que van a vivir y hace que generen desconfianza hacia sus progenitores.
Cómo hablar a los niños de la separación
Ahora bien ¿cómo debemos informarles para minimizar las consecuencias negativas derivadas de la separación? Veamos algunos consejos al respecto:
- Informar a los niños los dos progenitores juntos, tratando de mostrar acuerdo ante ellos y presentándolo como una decisión conjunta.
- No presentar a ninguno de los progenitores como víctima ni como culpable. Si les hacemos ver que uno de los padres quiere y el otro no, no les estamos beneficiando.
- En caso de que sea imposible informar los dos juntos, nos podemos plantear informar por separado, pero hablando previamente para ofrecer a los niños la misma versión. No obstante, siempre es mejor para los niños la primera alternativa.
- No informar a los niños de los conflictos de fondo. No es necesario que sepan todos los detalles, sobre todo si éstos les van a dañar.
- Mostrarse seguros de la decisión que se ha tomado, no presentarlo como algo temporal o modificable.
- Repetirles que ellos no son culpables de la separación. Los niños pueden pensar que sus padres se separan porque ellos han hecho algo o se han portado mal. Es importante dejarles muy claro que no es culpa de nadie.
- Hablarles de cómo la separación va a cambiar sus rutinas. No tratar de que piensen que todo va a seguir igual.
- Animarles a expresar sus sentimientos, sin forzar la situación, sino respetando si el niño no quiere hablar sobre ello. Permitir que se expresen de manera libre, mostrar comprensión y no juzgar sus sentimientos ni quitarles importancia.
- Comprender que la separación va a tener algún efecto sobre el niño y que aunque podamos seguir unas pautas para ayudar a nuestros hijos, no podemos evitar su sufrimiento al cien por cien. Saber estar a su lado y mostrar empatía hacia ellos es fundamental.